La historia de Carl Higdon es asombrosa: conoció a un extraterrestre llamado Ausso One y viajó 163.000 años luz desde la Tierra hasta un planeta distante, donde fue escaneado con un extraño dispositivo. Además, el ser alienígena le confesó a Higdon que su especie viajó a la Tierra para cazar… ¿Seres humanos? animales? Eso nunca se supo.
25 de octubre de 1974, Condado de Carbon, Wyoming, Estados Unidos. Carl Higdon era un hombre de 41 años, dedicado a la industria petrolera. Ese día se fue a cazar el fin de semana en el Bosque Nacional Medicine Bow, ya que era un cazador experimentado. Aunque viajó en automóvil para llegar al sitio, tuvo que seguir el camino a pie, debido al mal estado de la vía. Carl Higdon nunca se hubiera imaginado que viajaría a otro planeta con un extraterrestre llamado Ausso One.
Al adentrarse en el bosque, cada vez más se apagaba el sonido de la mañana, parecía estar en un lugar donde no había presencia humana, un lugar totalmente deshabitado. Sin previo aviso se cruzó con un grupo de venados, allí observó al líder de la manada, era un macho enorme con cuernos ramificados. Emocionado, preparó su rifle y apuntó al animal; ¡BAM! Disparó sin estrecharle la mano, pero algo extraño sucedió, dejando a Higdon atónito.
Cuando salió la bala, no hubo ningún sonido y el rifle tampoco retrocedió como de costumbre. La bala voló hacia adelante lentamente, sin ninguna explicación cayó al suelo como si hubiera chocado con algo invisible en el camino.
De repente, el trabajador petrolero sintió algo extraño en el aire, se puso cada vez más tenso. Tenía la sensación de estar en un lugar con electricidad estática. Asustado, decidió recoger la bala, pero al hacerlo encontró algo inusual: estaba deformada, parecía como si la bala hubiera chocado con un objeto duro. Parpadeando, se dio cuenta de que la manada de ciervos había escapado. Aún así, Carl Higdon sintió que no estaba solo.
Carl Higdon descubre una extraña criatura en el bosque
Volviéndome hacia un lado, vi un ser con apariencia de hombre, estaba de pie. Al principio pensé que era un cazador como yo, bajé mi arma. Pero, salió de las sombras hacia donde yo estaba, e inmediatamente me di cuenta de que algo no estaba bien… Mi corazón comenzó a latir más rápido y mis rodillas se sentían temblorosas, al punto de querer desmayarme. Pensé: ‘¡Mierda, debería haberme quedado en McCarthy Canyon como lo planeé originalmente!’ carl higdon
Carl Higdon sintió que algo venía cuando escuchó las ramas romperse en el suelo. Allí vio una figura humana detrás de las sombras de los árboles circundantes, parecía esconderse, pero no por mucho tiempo. Después de unos minutos, esa presencia salió de los árboles, y Higdon vio su aparición:
- Medía más de 1,75 metros.
- Tenía un lazo negro que le quedaba como un traje de buceo.
- Llevaba un par de cinturones de seguridad y otro cinturón de metal con una estrella amarilla alrededor de la cintura.
- No tenía orejas y sus ojos eran pequeños y profundos.
- Tenía tres enormes dientes visibles, dos de estos parecían antenas que sobresalían de su frente.
- El cabello parecía paja. Carecía de cuello, su cabeza estaba clavada directamente en los hombros.
Y eso no es todo, sus brazos eran raros: en uno tenía un cincel (herramienta para cortar cosas duras) en lugar de un muñeco. En el otro no tenía la articulación de una mano humana.
El enigmático ser se acercó a él y lo miró por varios minutos, hasta que le hizo una pregunta como si fuera una presentación amistosa. En inglés le dijo: “¿Cómo estás?”. Aterrorizado, el hombre le respondió con un “bien”. Después de un minuto, la criatura asintió acercándose más y más…
Aunque tenía un aspecto extraño, el ser no parecía amenazador, incluso le preguntó a Carl Higdon si tenía hambre.
La criatura le da a Higdon unas pastillas enigmáticas.
Sin dejar que Higdon respondiera, el ser humanoide sacó una bolsa de plástico y, utilizando una técnica de levitación sobre el objeto, se la entregó al hombre, quien revisó la bolsa y encontró cuatro pastillas en su interior.
“Esas pastillas son capaces de mantenerte lleno todo el día”, le dijo la criatura en un tono amistoso. Finalmente, el ser se presenta llamándose a sí mismo “Ausso One”, antes de señalar un objeto transparente de forma cúbica. Sin embargo, no tenía ventanas, puerta de entrada ni tren de aterrizaje; estaba simplemente en el suelo inerte.
Carl Higdon viaja a 163.000 años luz de la Tierra con Ausso One
Sin dudarlo ni un momento, Ausso One le preguntó a Higdon si quería dar un paseo, pero inexplicablemente el sujeto ya estaba en el barco. Mientras estaba confinado de pies y brazos con cintas, las preguntas confundían al petrolero:
- ¿Cómo nos teletransportamos a la nave tan rápido?
- ¿Cómo encajaba en un espacio tan pequeño?
- ¿Por qué este ser quería dar un paseo conmigo?
Sin embargo, estas preguntas se calmaron cuando vio algo similar a un campo de fuerza, donde flotaban cinco ciervos congelados. El hombre estaba seguro de que eran los mismos animales que vio en el bosque. De repente, una criatura similar a Ausso One colocó un casco en su cabeza.
La nave comenzó a despegar, mientras tanto Higdon observaba en las paredes transparentes como la nave subía y abandonaba el planeta Tierra. En un abrir y cerrar de ojos estaban en el espacio profundo.
Carl Higdon viajó 163.000 años luz desde la Tierra con Ausso One hasta un enigmático planeta, donde había una gran torre luminiscente. Sin embargo, el hombre vio algo inusual: había seres humanos en ese lugar, pero nunca supo quiénes eran y por qué estaba allí.
Ausso One le dijo que iban a la Tierra a cazar y que habían viajado 163.000 años luz desde el planeta terrestre. Luego, fueron a una habitación para escanear a Higdon, pero la criatura le dijo que no se ajustaba a sus intenciones, y que lo mejor era llevarlo a casa.
En un abrir y cerrar de ojos regresaron a la Tierra con la nave espacial, sin decir palabra, dejaron al hombre en el bosque, donde el rifle estaba tirado en el suelo. Los seres alienígenas desaparecieron, mientras Higdon estaba confundido, desorientado y asustado.
Se investiga la historia de Carl Higdon
Carl Higdon hizo una llamada de socorro para que las autoridades lo encontraran, pero su historia marcaría para siempre el condado de Carbon. Algunas personas mencionaron luces extrañas ese día, y con voz temblorosa Higdon contó lo que había sucedido.
A través de la hipnosis lograron recuperar sus recuerdos, incluso fue evaluado por profesionales médicos, quienes quedaron asombrados al comprobar que las cicatrices dejadas por la tuberculosis habían desaparecido, junto con los cálculos renales.
Además, la bala aplastada fue encontrada en uno de los bolsillos de su chaqueta. Las investigaciones demostraron que esto era posible si la bala hubiera hecho contacto con un objeto más duro que la madera o la piedra del bosque.
