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Misteriosa «estructura» en la superficie del asteroide Eros

El segundo asteroide más cercano a la Tierra, Eros, descubierto en 1989 por el astrónomo alemán Carl Gustav Witt, podría contener un misterio sin develar, según las extrañas imágenes  tomadas por la nave espacial NEAR.

El nuevo milenio provocó que Eros saltara a la fama gracias a una serie de imágenes que mostraban su superficie alrededor del cráter dejado por la sonsa, el cual era de 7.6 kilómetros de diámetro.

Pero gracias a la nave espacial NEAR, construida y operada en el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, en Laurel, Maryland, y lanzada dentro del programa Discovery de la NASA, que consistió en misiones planetarias a bajo costo, captó extrañas imágenes del asteroide.

El misterio de Eros

Entre mayo y agosto del 2000, la nave orbitó el asteroide a una altura de 50 kilómetros, en la llamada «órbita baja». Cuando regresó a la Tierra el 1 de mayo, trajo consigo una extraña imagen que, aun en la actualidad, se puede descargar en la página web de la revista fotográfica Jet Propulsion Laboratory.

La imagen muestra una misteriosa anomalía en la superficie del asteroide que tiene la forma de un «edificio», o de una «máquina pesada», que se estima, mide 45 metros.

En el portal web se puede leer que la imagen inusual se tomó a una altura orbital de 53 kilómetros, muestra una escena de aproximadamente 1.8 kilómetros de ancho.

El paisaje está marcado por diferentes cráteres y rocas que alcanzan los 8 metros de ancho. La gran roca rectangular en la esquina superior derecha tiene 45 metros de ancho.

O la NASA está mintiendo sobre las estructuras anómalas en el espacio o algo extraño está sucediendo ahí fuera. Una roca perfectamente rectangular es básicamente imposible en condiciones en el espacio.

Anomalías en el espacio

Teóricos sugieren que se trata de sondas espaciales extraterrestres o incluso, infraestructura alienígena. No solo tiene dimensiones más grandes que cualquier otra cosa, sino que además, emite luz en un radio de casi 2 kilómetros.

Muchos se han preguntado si era una coincidencia que la NASA escogiera a Eros como primer asteroide para aterrizar. De hecho, la sonda aterrizó en 2001, después de un año en órbita. Esto permitió a los científicos identificar hasta 7.000 rocas de más de 15 metros de diámetro, la mayoría creadas por impactos de otro cuerpo celeste, con el cuál se creó el cráter Schumacher.

Curiosamente, mientras la sonda fotografiaba a Eros, la cámara se rompió repentinamente, cuando la nave aterrizó en la superficie, evitando que se tomaran imágenes cercanas del cráter y de las anomalías.

¿Es posible que la sonda haya captado algo que no debía? No sería la primera vez que se estima que algo extraño u anomalías aparentemente extraterrestres son captadas fuera de nuestro planeta.

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