Ufo Secret

Historia real del ovni de un camionero argentino, secuestrado por 3 alienígenas nórdicos rubios en 1973

El caso de abducción extraterrestre del camionero argentino Dionisio Llanca ha dejado una huella notable en la historia de los ovnis. Hace casi 50 años, experimentó un evento que le cambió la vida e involucró un platillo volador y tres extraterrestres de apariencia nórdica que hablaban con un sonido agudo y le tomaron una muestra de sangre. Tras el incidente, llegó tranquilo a un hospital de Bahía Blanca pero no pudo reconocer muchas cosas debido a una pérdida parcial de memoria.

Día del Encuentro
El 27 de octubre de 1973, Dionisio Llanca descansaba en la casa de su tío Enrique Ruiz en la calle Chubut, a pocos minutos del centro de Bahía Blanca, Argentina. Como tenía que conducir durante mucho tiempo por la noche, tomó una siesta por la tarde. Se despertó por la noche a las 6:00 p. m. hora local y pasó su tiempo viendo la televisión hasta las 10:00 p. m.

Salió de la casa a la medianoche del domingo 28 de octubre de 1973, despidiéndose de su tío, y subió a su camioneta, una Dodge 600, cargada con materiales de construcción que necesitaban ser transportados a la ciudad de Río Gallegos. Para Dionisio, este fue un viaje rutinario de dos días al sur del país. Tenía 12 años de experiencia de conducción que le permitieron observar las condiciones incluso en la oscuridad.

Después de 45 minutos de manejo, se detuvo en una gasolinera Esso en la calle Don Bosco para repostar. Allí, notó que una de las llantas tenía un poco de gasolina baja, pero lo ignoró y decidió revisarlo cuando llegó al pueblo de Médanos para ganar algo de tiempo.

 

Mientras conducía por la ruta 3, a unos 19 kilómetros (11 millas) de la ciudad de Bahía Blanca, se dio cuenta de que la llanta perdía aire rápidamente, por lo que tuvo que detenerse urgentemente para cambiarla. Se arrepintió de no haberlo cambiado en la gasolinera Esso donde se había detenido 15 minutos antes para comprar gasolina.

Aproximadamente a la 1:15 am, se detuvo en un camino oscuro y desolado en la fría noche. Empezó a sacar las herramientas, las llaves, el gato y cambiar la llanta él solo sin nadie cerca para ayudarlo. El camino estaba completamente desierto en una zona boscosa rodeada de completa oscuridad.
Mientras cambiaba la llanta, notó que el camino se iluminaba con un intenso resplandor amarillento a una milla (2 kilómetros) de distancia. Por el color, pensó que podrían ser los faros de algún carro (“Peugeot” dijo) y siguió trabajando sin prestar más atención. Mientras se arrodillaba para cambiar la llanta, de repente la luz se colocó detrás de él, sobre las copas de los árboles, volviéndose tan brillante que iluminó toda el área y cambió a un color azulado similar a la soldadura por arco eléctrico.

“[Traducción improvisada al inglés]Pasaron unos segundos, y tenía mi hombro hacia la luz, pero se volvió tan brillante que cubrió toda el área. Ahora la luz cambió a un color azulado similar a un soldador de arco eléctrico. Traté de levantarme pero no pude levantarme, no tenía fuerzas y algo extraño: mis piernas no respondían. Estaba de rodillas. Quería levantarme y mirar hacia el bosque que crecía a un lado del camino”, dijo Dionisio.

Mirando hacia atrás por encima de su hombro derecho, se dio cuenta de algo inesperado, detrás de él había un enorme objeto en forma de disco, suspendido a unos siete metros (23 pies) sobre el suelo, y tres seres humanoides de pie mirándolo. Estaba totalmente paralizado y ni siquiera podía hablar.

Según Dionisio, se quedaron mirándolo durante unos cinco minutos. Entonces uno de los humanoides lo agarró por detrás, sujetándolo por el cuello y lo levantó con firmeza, pero sin agresividad. Intentó hablar, pero su voz no salía. Mientras era detenido por ese humanoide, el otro colocó un dispositivo, similar a una navaja, en la base del dedo índice izquierdo de Dionisio y le extrajo sangre. Creía que perdió el conocimiento poco después de ver las gotas de sangre en su dedo.

Descripción de los extraterrestres
Los extraterrestres fueron descritos como del tipo nórdico. Eran dos hombres y una mujer, a quienes identificó por la forma de sus senos y la larga cabellera rubia que le llegaba hasta la mitad de los hombros. Los hombres también eran rubios, pero con el pelo más corto. Tenían más o menos la misma altura, de 4 a 5 pies (1,70 a 75 centímetros), y vestían un uniforme gris muy ajustado de una pieza, botas naranjas y guantes largos naranjas que les llegaban hasta la mitad de los brazos. No tenían cinturones, ni armas, ni cascos, ni nada más. Sus rasgos faciales eran como los de los seres humanos, excepto por sus frentes altas y sus ojos alargados. Hablaban entre ellos en un idioma extraño, que sonaba como una radio mal sintonizada con chirridos y zumbidos.

Dionisio no recordaba cuándo despertó, pero se cree que fue entre las dos o las tres de la madrugada del mismo domingo. Cuando abrió los ojos, se encontró entre los autos en el patio de la Sociedad Rural de Bahía Blanca, a unos 9 kilómetros de donde había ocurrido el encuentro con los extraterrestres. Estaba en un estado de amnesia, ya que ni siquiera recordaba su nombre, el episodio, el camión o su casa. Empezó a caminar por la calle y se desmayó.

Cuando despertó nuevamente, siguió caminando por la Ruta 3, y al llegar al cruce de la Ruta 35. Un conductor lo notó y lo llevó a una comisaría donde luego lo trasladaron a un hospital en Bahía Blanca.

Todavía es un misterio lo que sucedió entre el momento del encuentro y el momento en que despertó en la “Sociedad Rural de Bahía Blanca”, a unos 9 kilómetros de distancia, y cuando lo atendió el doctor Ricardo Smirnoff en el Hospital Español. El Dr. Altoperro declaró que era un caso curioso ya que Llanca, un joven de unos 25 o 26 años, se encontraba en un estado de amnesia total.

En el hospital, todavía no podía recordar nada de su pasado. No sabía quién era, dónde había nacido ni quiénes eran sus padres. No tenía absolutamente ningún recuerdo de su pasado. Lloraba constantemente y preguntaba en qué ciudad estaba. Cuando le tocaban la cabeza o las manos, retrocedía instintivamente, como si le causara dolor. Tenía un fuerte dolor de cabeza en el área del lóbulo parietal-temporal derecho. Se dio aviso a la policía y posteriormente fue trasladado al Hospital Municipal

El doctor Ricardo Smirnoff lo atendió en el Hospital Español. Dijo: “El sujeto no tiene heridas visibles, pero se niega a que le toquen la cabeza como si tuviera una dolencia profunda localizada allí. También hay una abrasión que apenas pasa desapercibida en su párpado izquierdo”

El 30 de octubre, a las 22:00 horas, cuando despertó en su cama del Hospital Municipal de Bahía Blanca, recuperó la memoria y recordó detalladamente la experiencia hasta el desmayo. Su ropa estaba intacta. Sintió ganas de fumar y de saber qué hora era. Le faltaban el reloj, el encendedor y los cigarrillos, pero aún tenía sus 150.000 pesos. Pidió su camioneta, estaba más preocupado por su camioneta que por el OVNI y sus ocupantes. Le dijeron que la policía lo había encontrado estacionado al borde de la carretera en Villa Bordeu, a unos 18 kilómetros de la ciudad de Bahía Blanca.

Regresión hipnótica
Fabio Zerp, investigador ovni uruguayo radicado en Argentina investigó el caso Dionisio y publicó en su libro “El Reino Subterráneo”. Después de varios días e intensas investigaciones, había algo de información pero no mucha, por lo que decidieron realizar también sesiones de hipnosis. Dionisio se sometió a tres sesiones de hipnosis que se realizaron con el uso de pentotal. Exceptuando la primera, en cada una de las sesiones, Dionisio parecía repetir exactamente lo mismo.

El 5 de noviembre de 1973, Dionisio fue hipnotizado, lo que le permitió relatar los hechos que no recordaba cuando estuvo a bordo de la nave espacial durante más de una hora. Explicó durante la hipnosis que cuando se acercaron al camión, le hicieron una biopsia. Se extrajo un pequeño trozo de tejido de la piel de su dedo índice izquierdo con un dispositivo similar a una navaja. Entonces salió de la nave una especie de rayo de luz amarillento, que lo llevó al interior ovalado de la nave

Una vez dentro, observó cómo la mujer manipulaba una serie de instrumentos que identificó como material médico y quirúrgico, quizás preparándose para examinarlo. Uno de los hombres, que Dionisio creía que era el piloto, parecía estar sentado a los mandos de la nave, sosteniendo una especie de palanca de mando en la mano derecha. El otro humanoide observaba el cielo estrellado a través de un gran panel de vidrio similar, una imagen que se repetía en una serie de monitores a color a la izquierda de Dionisio.

Además, explicó que los extraterrestres usaron algún tipo de dispositivo de traducción para comunicarse con él en español. En un momento dado, varias mangueras y cables fueron arrojados fuera del barco. Las mangueras se hundieron en un pequeño arroyo y los cables hicieron contacto con una torre de alta tensión ubicada en las cercanías.

Vio a una mujer, probablemente una enfermera, que le hizo una incisión en el hueso parietal derecho. Luego, sin darse cuenta, golpeó el borde de su frente izquierda causando un hematoma (o hematoma) que los médicos humanos luego examinaron y trataron.

Cuando terminaron de examinar su cabeza, los alienígenas procedieron a anestesiar su herida. En este punto, fue liberado de la nave espacial completamente inconsciente, y luego fue encontrado deambulando por las calles en estado de amnesia, y su siguiente recuerdo del incidente fue cuando despertó en el Hospital Municipal de Bahía Blanca

Por otro lado, la camioneta fue encontrada en el lugar donde Dionisio aseguró haberla estacionado. A unos metros de distancia, se constató que una torre de alta tensión estaba dañada. Tras consultar con la empresa que suministra electricidad a la ciudad, el equipo dirigido por Fabio Zerpa confirmó que el domingo 28 de octubre de 1973, entre las 2:00 y las 3:00 de la madrugada, se produjo un incremento inusual en el consumo de energía eléctrica, coincidiendo con el informe de Dionisio Llanca.

A medida que pasaban los días, el caso se hizo muy popular en la zona. La gente y los medios comenzaron a irritar a Dionisio para saber más sobre el incidente. Posteriormente, desapareció de los medios y también se alejó de su familia, y vivió una vida de incógnito.

Fue recién en 2013 cuando el periodista local Sergio Prieta pudo contactarlo y recordar mucho mejor lo sucedido tiempo atrás. Logró contactar a Dionisio y tituló su nota con una declaración bastante impactante: “Si me volviera a pasar, no se lo contaría a nadie”. Con estas sencillas palabras, Dionisio se expresó ante lo sucedido y todo lo que le tocó vivir al relatar su traumática experiencia años atrás, que en ese entonces no era tan común escuchar.

Además, en la entrevista, el camionero comentó que fue difamado y utilizado. A pesar de que muchas anécdotas, contadas en un estado de total sinceridad, han coincidido con lo sucedido esa mañana, la historia de Dionisio fue desestimada diez años después del hecho. Por su parte, Prieta, quien volvió a escuchar la sorprendente historia que hoy sigue impactando en el mundo de la ufología, comentó que “hoy la gente está más predispuesta a reconocerla como una posibilidad desde que los gobiernos comenzaron a abrir archivos desclasificados”.

La historia finalmente se publicó en el diario La Nueva Provincia el 8 de diciembre de 2013. Fue traducida a varios idiomas porque el impacto y la repercusión fueron tan grandes que los medios internacionales comenzaron a comparar las versiones ocurridas en Argentina con hechos muy similares de otros países.

Exit mobile version